SANTIAGO J. SANTAMARÍA. El Bestiario

 

 

ANDREAS LUBITZ, ‘EL SILENCIO DE LOS GALENOS’, UN AÑO DESPUÉS

La fiscalía francesa detallará hoy domingo los problemas mentales del joven piloto alemán, que estrelló un avión de la compañía Germanwings con 149 personas a bordo; había consultado a 41 médicos, antes de poner fin a su vida, la de los pasajeros y el resto de la tripulación…

 Todos concluyeron que  sufría serios trastornos psíquicos y, lo peor aún, ninguno de ellos buscó el contacto con la compañía para advertirle del riesgo que suponía la seguridad de los aviones. “¡Tengo miedo! Duermo solamente dos horas por noche”, ha filtrado el periódico alemán Bild. Clarice siempre oía como chillaban los corderos sacrificados, se lo cuenta a Lecter, y cuando callaban era porque ya estaban muertos, era el otro “The Silence of the Lambs”.

El 24 de marzo de 2015 y cuando el reloj marcaba las 10:31 horas, Andreas Lubitz, el copiloto del Airbus 320 de la compañía alemana Germanwings que cubría la ruta Barcelona-Düsseldorf, se encerró en la cabina y programó el ordenador del avión para que descendiera de una altitud de 11.500 metros hasta sólo 30 metros. Pocos segundos después el avión de Germanwings se estrellaba en los Alpes franceses, una tragedia que le costó la vida a 60 españoles.

 

Casi un año después de la tragedia, la fiscalía francesa logró documentar en más de 6.000 páginas, detalles del accidente, la forma como se identificó a las víctimas y, más importante aún, reconstruyó los problemas mentales que padecía el copiloto de 27 años, quien había consultado a decenas de médicos, Según la fiscalía, todos los doctores habían llegado a la conclusión de que Lubitz sufría de serios trastornos psíquicos y, peor aún, ninguno de ellos buscó el contacto con la compañía para advertirle del riesgo que suponía el copiloto para la seguridad de los aviones.

“Hace ya dos semanas que estoy tomando mirtazapina, un medicamento antidepresivo, pero después de constatar que no he mejorado con una dosis de 15 gramos, la he duplicado, lo que me vuelve muy nervioso y me provoca pánico a causa de los problemas de visión”, señala Lubitz en el correo electrónico. “Desgraciadamente los problemas que tengo para dormir no han mejorado y muchas noches las paso en vela. Tengo miedo”. Según Germanwings, entre el 16 y el 22 de marzo de 2015, Lubitz se encontraba con permiso médico. El 23 de marzo había regresado a trabajar y voló de Düsseldorf a Berlín. Ese mismo día regresó a la ciudad renana y 24 horas después estrelló el Airbus en los Alpes franceses.

 

El resultado de la investigación de la fiscalía francesa, además de documentar la magnitud de los trastornos psíquicos que sufría Andres Lubitz, también dejan al desnudo el grave fallo de la compañía que nunca logró detectar los problemas del copiloto, un error que le puede obligar una multimillonaria indemnización a los familiares de las víctimas. Un abogado de un grupo de familiares en Alemania ya anunció que se querellará ante una corte de Estados Unidos contra la escuela de pilotos de Lufthansa en Phoenix, Arizona. “Fue ahí, donde el copiloto detuvo por un tiempo su formación de piloto por problemas psíquicos. No tendrían que haberlo retomado”, dijo el abogado Christof Wellens.

La exclusiva del Bild está acompañada de un breve comentario titulado “Silencio mortal”, donde la periodista Larissa Krüger analiza el papel que jugaron los sanitarios que atendieron al copiloto. “Algunos médicos sabían que Lubitz no podía seguir volando, pero a causa de su silencio profesional permanecieron callados. ¿Tenían que haberlo advertido a la compañía? En este caso extremo, los médicos tendrían que haber reaccionado de inmediato, para salvar vidas, como exige el juramento”.

“Andreas Lubitz, el friki de los aviones, nunca sería capitán en Lufthansa por su salud mental, los sistemas inteligentes deben protegernos contra las personas, contra sus errores, su demencia o su maldad”. Titulábamos así El Bestiario escrito hace casi un año. Horas antes se había descubierto que estábamos ante una perturbadora historia, con gritos de los pasajeros y tripulantes instando al copiloto encerrado en la cabina a rectificar las órdenes dadas al ordenador del avión. De repente 2, en la grabación de la caja negra, llegó “El Silencio de los Corderos”.

La película estadounidense de 1991 de género thriller, combinaba tintes de crimen y terror. Fue dirigida por Jonathan Demme y presenta a Jodie Foster, Anthony Hopkins y Scott Glenn en los papeles principales. Basada en la novela homónima de Thomas Harris, escrita en 1988 como secuela de ‘El dragón rojo’ (1981), del mismo autor, relata la historia de Hannibal Lecter, un brillante psiquiatra y a la vez asesino en serie y caníbal. El film da inicio con una conversación entre Clarice Starling, una joven agente del FBI, y Jack Crawford, la cabeza de la división del FBI, en perfiles psicológicos de asesinos en serie. Starling es encargada de presentar un cuestionario al psiquiatra Hannibal Lecter, confinado en el psiquiátrico Baltimore por crímenes de canibalismo, responsable de las muertes de varias jóvenes.

 

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