SANTIAGO J. SANTAMARÍA. El Bestiario

 

HENRY KISSINGER  PLANEÓ EN 1976 MINAR Y BOMBARDEAR LOS PUERTOS Y CUARTELES DE CUBA

FIDEL CASTRO ENVIÓ TROPAS A ANGOLA, EU NO QUERÍA EL FIN DEL ‘APARTHEID’ Y LA LIBERACIÓN DE NELSON MANDELA, ‘HÉROE’ DE BARACK OBAMA

 

Un 26 de julio de 1991, Nelson Mandela, estaba en Santiago de Cuba. Recibía el homenaje de su amigo Fidel Castro. En el transcurso del acto de la conmemoración del asalto al cuartel de Moncada, el líder sudafricano pronunció un discurso donde paso de homenajeado a homenajear al pueblo cubano y a su papel jugado en el final de segregación racial en su país. Todavía no había sido elegido presidente de Sudáfrica. En 1962 fue arrestado y condenado por sabotaje, además de otros cargos, a cadena perpetua. La mayor parte de los 30 años que estuvo en la cárcel los pasó en la prisión de isla de Robben Island.

Tras su liberación, el 11 de febrero de 1990, Mandela trabajó con el entonces mandatario, Frederik Willem de Klerk, como representante de su partido en las negociaciones para conseguir una democracia multirracial en Sudáfrica que dieron paso a las primeras elecciones con sufragio universal de 1994. Tras el aplastante triunfo del CNA, Mandela fue elegido presidente por el parlamento. Por su trabajo en común, Mandela y de Klerk recibieron conjuntamente el Premio Nobel de la Paz de 1993. Su prioridad estuvo frecuentemente en la reconciliación nacional, el progreso del país y la alfabetización de la infancia. Su última aparición pública fue el 11 de julio de 2010 en la final del Campeonato Mundial de Fútbol de Sudáfrica 2010. Falleció el día 5 de diciembre del año 2013.

En sus funerales, el presidente norteamericano Barack Obama se refirió a Nelson Mandela como su “héroe” político y paradigma del “líder mundial”. Poco antes de su discurso se encontró con el presidente de Cuba, Raúl Castro, en la tribuna de invitados especiales. Se dieron un fuerte apretón de manos Castro y Obama. Mandela había “logrado” una imagen amable de dirigentes de dos países vecinos, geográficamente, apenas 90 millas separan a La Habana de Miami- hablando, y enemigos, si lo hacemos políticamente. Este martes Raúl y Barack vieron juntos un partido de beisbol en La Habana, cerrándose el último capítulo de la “Guerra Fría”, que presidió las relaciones internacionales tras la Segunda Guerra Mundial.

“La lucha combinada de nuestro pueblo dentro del país que recalcaba Nelson Mandela, así como la creciente batalla internacional contra el apartheid durante la década del 80 abrieron la posibilidad de una solución negociada a dicho conflicto. La decisiva derrota infligida en Cuito Cuanavale entre diciembre de 1987 y marzo de 1988, en el contexto de la Guerra Civil Angoleña y la Guerra de la Frontera de Sudáfrica-alteró la correlación de fuerzas en la región y redujo considerablemente la capacidad del régimen de Pretoria de desestabilizar a sus vecinos. Este hecho, conjuntamente con la lucha de nuestro pueblo dentro del país, fue crucial para hacer entender a Pretoria que tenía que sentarse a la mesa de negociaciones…”.

Quince años antes de este histórico discurso de Nelson Mandela, lo pudimos conocer estos días, el secretario de Estado norteamericano Henry Kissinger estuvo a punto de desencadenar un conflicto de impredecibles consecuencias con la Unión Soviética en 1976 por culpa de las siempre tormentosas relaciones con Cuba. Kissinger planeó ese año, durante la Administración del presidente Gerald R. Ford, minar y bombardear los puertos de la isla y sus instalaciones militares en respuesta a la decisión de Fidel Castro de enviar tropas a Angola. El plan contemplaba una respuesta militar soviética, lo que habría desembocado en una “guerra general”. Al final, el ataque, pensado para después de las elecciones de 1976, no se produjo, ya que las urnas dieron la victoria al demócrata Jimmy Carter. El relato se sustenta en documentos desclasificados contenidos en un informe “Back Channel to Cuba” (El canal oculto hacia Cuba), de los investigadores William M. Leogrande y Peter Kornbluh, que narra las negociaciones y contactos secretos entre Washington y La Habana desde la revolución de 1959.

Kissinger, en una reunión celebrada el 24 de marzo de 1976 con los principales asesores de seguridad, entre ellos el futuro secretario de Defensa Donald Rumsfeld comentó: “Si decidimos atacar, no podemos fallar. “No podemos quedarnos a medias”. Kissinger se refería a otras acciones encubiertas promovidas por EU para derrocar a Castro, como Bahía Cochinos en 1961. “Creo que vamos a tener que machacar a Castro”, dijo Kissinger al presidente Ford en un encuentro en la Casa Blanca el 25 de febrero de ese mismo año, según el memorando de la reunión. “Pero no podemos hacerlo antes de las elecciones  presidenciales de 1976”, añadió. “Estoy de acuerdo”, respondió Ford.

Atacar Cuba era la última opción si otras medidas de presión no lograban hacer desistir a Castro de intervenir en otros países africanos tras su implicación para ayudar al Movimiento Popular para la Liberación de Angola de Antonio Agostinho Neto frente a los ataques de grupos insurgentes apoyados por Estados Unidos y el régimen racista de Sudáfrica. El plan ordenado por Kissinger contemplaba también el envío de marines a la base de Guantánamo para “aplastar y humillar” a los cubanos.

Kissinger, que fue secretario de Estado de 1973 a 1977 y ahora tiene 92 años, planteó el ataque para evitar que Washington diera una imagen de debilidad por sus debates internos ante la retirada de la guerra de Vietnam. “Si se extiende la percepción por el mundo de que estamos tan debilitados que no podemos hacer nada con una isla de ocho millones de habitantes, entonces dentro de tres o cuatro años tendremos una crisis real”, dijo Kissinger en la reunión de marzo con los consejeros de seguridad. Asimismo, el secretario de Estado estaba muy irritado por los frustrados esfuerzos de acercamiento , con reuniones secretas entre representantes de Washington y La Habana en el aeropuerto La Guardia de Nueva York y un encuentro de tres horas en julio de 1975, el primero a ese nivel, en el citado Pierre Hotel de Manhattan.

La posibilidad de que un ataque a Cuba provocara un conflicto armado con Rusia también fue tenida en cuenta. Según el plan, “una nueva crisis cubana no conduciría a una retirada soviética”. De ahí que el documento advirtiera: “Las circunstancias que podrían llevar a Estados Unidos a una operación militar contra Cuba deben ser lo suficientemente graves como para justificar posteriores medidas de preparación para una guerra general”.

El informe tiene un capítulo dedicado a los países que ayudaron a mejorar las relaciones entre Estados Unidos y Cuba. Entre ellos, se cita expresamente a España. Peter Kornbluh explicó a cómo “el dictador Francisco Franco se ofreció en los primeros años 60 a actuar como intermediario, y cómo Estados Unidos reclamó la ayuda de España al final de esa década”. El libro narra las gestiones del secretario de Estado Dean Rusk, siguiendo órdenes del presidente Lyndon B. Johnson, para solicitar al Gobierno español en 1967 que entregara un mensaje “muy especial” a Castro, dadas las buenas relaciones de Madrid y La Habana. Exteriores envió a Cuba al diplomático Adolfo Martín-Gamero. La mediación no dio resultados, pero “fue un serio esfuerzo por intentar calmar a Castro en un momento en que el Che Guevara había sido asesinado en Bolivia”, explica Kornbluh. El mensaje especial era, que, en virtud de lo sucedido con el Che, Cuba debía alejarse de la órbita soviética. Si Castro aceptaba, Washington estaba dispuesto a levantar el embargo.

Barack Obama tras realizar la primera visita de un presidente norteamericano a La Habana, después de 88 años, partió rumbo a Buenos Aires donde  se disculpó, entre loas al mate, por políticas “imperialistas” como “Operación Cóndor”, promovidas por Henry Kissinger y el Washington capitalista de la “Doctrina Truman”, que intentaban neutralizar las operaciones “internacionalistas” que provenían de más allá del “Telón de Acero”, del Moscú comunista de la extinta Unión Soviética. Todo esto, afortunadamente, forman parte de historias pasadas y superadas. Barack Obama no pretende hacerle capitalista a Raúl Castro con bombardeos, ni Raúl Castro quiere convertir a Barack Obama al comunismo, mediante foquismos revolucionarios. La “realpolitik” sigue avanzando, a pesar del ISIS.

 

 

@SantiGurtubay

 

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