Germán Gallegos cruz

Germán Gallegos Cruz Mis ‘hermanos’ mayas.

Atento recado a la clase politica

No hay frase más redituable en el “mundo” de la política quintanarroense que expresar sin convicción alguna: Mis “hermanos” Mayas. En los discursos de toma de protesta, en los informes gubernamentales, en las sesiones solemnes del Congreso local se oye en repetición constante, cual si fuera un eco: Mis “hermanos” Mayas. Por supuesto que en los hechos, sólo es parte del discurso. He observado durante 30 años que vivo en Quintana Roo, que la mecánica es la misma. Reúnen a los dignatarios mayas para escuchar un vacuo discurso donde se exalta la herencia histórica de esta noble raza que nos ha dado identidad, cultura y mucha sabiduría. Quizá la clase política desconoce que los antepasados de esos dignatarios mayas fueron astrónomos, científicos, arquitectos, artistas y grandes guerreros. Tal vez desconocen que los mayas inventaron un sistema numérico que incluye el cero como una aportación universal a las ciencias de la actualidad. Hay evidencias que fueron capaces de realizar impresionantes cálculos astronómicos, diseñaron hermosas y complejas obras arquitectónicas que siguen de pie hasta nuestros días. Si los hombres de la conquista no se hubieran dado a la tarea de destruir la mayor parte de las evidencias de su grandeza, con toda seguridad el mundo fuera otro. Quizá no habría tanto desorden urbano, destrucción de la naturaleza, confusión mental y enfermos de padecimientos raros. Ahora que la civilización occidental nos hizo dependientes de sus medicinas, de sus alimentos contaminados, de su basura informativa, vivimos ignorando la grandeza de las culturas precolombinas. Por eso los políticos de ahora utilizan a los dignatarios mayas, en el caso de Quintana Roo, sólo para tomarse la foto. Los antecesores del gobernador Borge tuvieron la decencia de utilizar un plural para la referencia, decían: Nuestros “hermanos” mayas. El acabose de la burla lo cometió en grado superlativo Roberto Borge Angulo, que en un ánimo ramplón de sentido de pertenencia los llamaba: Mis “hermanos” mayas. Tuvo la osadía de aprender frases aisladas en lenguaje materno para perfeccionar su “don” de manipulación. En la práctica, en los hechos, los mayas de nuestro tiempo están en el abandono total. ¿Qué programas productivos, qué programas sociales, médicos o educativos se han implementado que no sean de “relumbrón”, de pirotecnia mediática para fingir un trabajo que nunca se hace? Es verdad que alguna vez se armaron invernaderos a medias, que nunca cumplieron con las especificaciones técnicas para su operatividad, que jamás se les dio ni asesoría y menos seguimiento a esos programas productivos, porque gran parte del presupuesto enviado por el Gobierno federal quedó en manos de presidentes municipales bandidos. Los gobernantes siempre encontrarán una justificación previa al fracaso de su programita “productivo”: Los mayas son “flojos”, suelen decir. Parece que la tribulación será el destino de los herederos de los antiguos mayas.

 

¿A dónde se va el taak’in?

¡Cuántos años lleva el INAH explotando los vestigios arqueológicos de la cultura maya en Quintana Roo? Por no saber contar creo que un chin… pero ¿y qué han hecho los gobernadores quitanarroenses para buscar una negociación con el Gobierno federal y darle un “pellizquito” al cuantioso taak’in (dinero) que se llevan sin dejar nada a cambio? Una de tantas veces que hemos tratado el tema en nuestra mesa, siempre sale a relucir la desconfianza en el manejo de los recursos económicos por parte de las autoridades locales, en el hipotético caso que se lograra alguna negociación para compartir los ingresos de la taquilla de las zonas arqueológicas de Tulum, Cobá y Muyil, sólo por referirme a lo que tenemos más cerca. El Ingeniero Javier Flores, un día propuso que esos imaginarios recursos los manejara un patronato de ciudadanos probos y que la aplicación de los mismos se convirtieran en viviendas dignas para los habitantes de las zonas donde viven los mayas de nuestros días. ¿Cuántas casas de bajareque y palma, cuántas casas con piso de tierra y sin servicios básicos hay? La respuesta es evidente. En términos reales hay abandono. Sin querer ser ave de mal agüero, creo que la indolencia seguirá siendo el sello gubernamental sobre el tema que tratamos. Ojalá me equivoque y pronto veamos que ya empezaron las negociaciones con el Gobierno federal para que dejen un poquito de lo que le quitan a los mayas vivos. Hay mucho que hacer por los que menos tienen, hay pobreza en las zonas urbanas, pero atender a la gente del campo con programas productivos de verdad, sería atajar de buena forma la migración campesina hacia los centros urbanos, en donde vienen a engrosar los “cinturones de miseria”. Creo que el discurso de la falsedad pronto llegará a su fin. Las redes sociales están jugando un papel determinante para desenmascarar a los gobernantes que mienten y tratan de engañar a quienes les dieron el poder. Cada día hay más ciudadanos en la denuncia de los abusos gubernamentales. Esta novedosa forma de “yo acuso” se ha convertido en arma letal para los políticos hipócritas. Ya viene 2018, ya vemos cercana la fecha del cobro de facturas.

La frase: La riqueza mal habida no garantiza felicidad… La saqué de la manga.

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