Ahogada en sargazo playa El Recodo

PLAYA DEL CARMEN 

Tal parece que la historia, triste historia para muchos prestadores de servicios y empresarios, que ocurrió el año pasado con grupo Ar.Co., empresa que fue contratada por el gobierno municipal para atender la limpieza y recolección de sargazo, ahora se está repitiendo con la empresa Manufacturas Industriales, DP S.A. de C.V. 

Lo anterior, porque el sargazo sigue llegando a la costa, donde personal de Zofemat se encarga de limpiar a marchas forzadas el alga que estos días llegó con los vientos del sureste, mientras la barrera de desvío no ha sido colocada nuevamente en su totalidad. 

La zona más afectada, la de siempre, la playa El Recodo, encajonada entre muelles, donde la barrera aún no ha quedado lista desde que se retiró por la amenaza de la tormenta tropical “Marco”, mientras la macroalga empaña la imagen de la costa, en la zona Centro. 

Si bien es cierto los arenales de esta zona no están aún abiertos oficialmente al no ser contemplados dentro del programa piloto de reapertura de playas, sí hay un importante flujo de bañistas, que cruzan por esta zona, unos hacia playa Mamita’s y otros hacia la playa Fundadores, que observan la orilla del mar oscurecida por el sedimento del sargazo y algunos montones que personal de Zofemat forma para que luego sean retirados por los volquetes. 

Parece repetirse la historia, pues hasta el momento nadie ha evaluado, como tampoco se evaluó en su momento a grupo Ar.Co, sobre los resultados de este proyecto contratado por 44 millones de pesos, aun cuando diversos sectores han señalado que la infraestructura es insuficiente y la barrera de desvío no cumple con las características para retener ni desviar el sargazo, que termina brincando por el oleaje. 

Aunque no esté abierta la zona centro de la línea costera, el turismo que por allí camina es ahuyentado por la postal que deja el sargazo en la orilla de la playa y el mar, afectando la casi nula actividad de los prestadores de servicios, porque el turismo busca playas limpias. 

Por Luis García 

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