Misión Evangélica: Bajándose del barco

Medita en esto que te digo, y que el Señor te ayude a comprenderlo. 2 Tim. 2:7

Los barcos están hechos para estar en las aguas, son diseñados para enfrentar las tormentas del mar, de cuando en cuando reciben mantenimiento como todo en esta vida, porque todo en esta vida se deteriora y todo al fin de cuentas caduca. Los barcos pueden ser destruidos por tempestades, por imprudencias o mal manejo. El barco lleva tripulantes y es comandado por un capitán, cuya función es la seguridad, está facultado a mantener la disciplina a bordo por lo que las personas quedan sometidas a su autoridad y como un juez, puede ordenar la detención de tripulantes o pasajeros. Capitán viene del latín caput, que significa cabeza, al estar revestido con las leyes, el capitán es “el único Señor a bordo, después de Dios”.

Dicen que, en el espacio fuera de la tierra, los efectos de gravedad están anulados. Los cuerpos pequeños se adhieren a los mayores, En el espacio también hay basura cósmica, objetos desprendidos del astro sol o de otro planeta. Nuestro planeta viaja a gran velocidad en su traslación al redor del sol y también en su rotación, este viaje marca el tiempo. Científicamente, el universo tiene millones de años, la Biblia dice que Dios hizo la creación en seis días, claro esos seis días pudieron ser seis segundos o más. También la Biblia dice que un día para Dio, son mil años para nosotros. La antigüedad de la tierra, del hombre y la eternidad de Dios es contrastante; la vida del ser humano por mucho que sea cien años es nada ante la eternidad de Dios y la antigüedad de la tierra. Que el hombre viva “toda una vida” sobre la tierra puede ser una miseria en la brevedad de su tiempo, pero puede ser glorioso por lo que llega a vivir. Las personas nacemos para vivir, y tarde que temprano nos iremos.

La gente se casa para pasar tiempo y disfrutar con la persona amada, todo lo disfrutado y encontrado en el matrimonio es una aventura, puede ser trágica o maravillosa. Quien compra un barco y quienes se suben a él, no esperan una tragedia, se supone que todos saben que hay reglas y todos están subordinados a las autoridades. Los datos estadísticos sobre el celular indican que una persona promedio pasa entre tres y cinco horas en el celular, las aplicaciones nos han sometido a llevar a todos lados el teléfono, a mirarlo constantemente, usarlo, traer datos importantes en él, nuestra vida prácticamente está metida en el celular, este aparato es como un sol donde nuestra vida gira al redor de él.

Para muchos, la vida no es vida, perdió calidad, dejó de interesarles. No están pensando en suicidarse, pero “ya no les gusta su vida”. Bajar del barco es necesario cuando la aventura pasó a ser una película de terror, cuando la aventura ya no es satisfactoria, cuando has abierto los ojos y no ves más que perdidas. Nadie es tan tonto para no darse cuenta de una realidad. Mi prima Clara le dijo al cara dura: “Por favor, entiende, extrañarte muestra el amor que te tuve, no buscarte muestra el amor que me tengo” ¡Muy bien Clarita, hablas claro!

¡Bendiciones amigos y hermanos del camino, del buen camino de Dios!

Ps. Carlos César González Cruz.

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