Misión Evangélica: Cuestión de enfoque

Pienso que todo en esta vida es como los productos que encontramos en un supermercado. Las cosas en cuestión de calidad, son buenas, regulares opésimas. En cuanto a precio, caras, regular y baratas. Algo en común en todos ellos, es que todos tienen fecha de caducidad. Todo en esta vida tiene estas características. Cuando algo ya no funciona, hay que sustituirlo, y comprender que absolutamente todo tiene un ciclo y tiempo de utilidad.

El ser humano tiene su ciclo, las relaciones conyugales, de pareja, de compañeros de trabajo, de estudiantes, etcétera, todo, absolutamente todo cumple su ciclo y su tiempo, y todo pasa. Nuestros padres que tanto queremos se van como se fueron los padres de ellos y nosotros también lo haremos dejando a nuestros hijos y ellos a los suyos. Mientras más pronto aceptemos estas cosas como ley de la vida, sufriremos menos. Aceptar que nuestras mascotas tienen la vida más corta que nosotros puede servirnos de entrenamiento para aceptar el ciclo vital de los seres humanos. Nacer, crecer, reproducirse y morir es el ciclo de todos los seres vivos. Vemos un amanecer y un anochecer, un año nuevo y un año que termina, casamientos y divorcios; inauguración y clausura; vigencia y expirar; muerte y vida.

Oí estas palabras que me hicieron ver otro enfoque: __Mucha gente habla hoy día de “Aprender a Soltar”, pero también hay qué “aprender a sostener”, a “reparar”, a “amar” y no solo irse cuando algo se complica” __.

También tiene mucha verdad. No hagamosdesechables las cosas que valen la pena “sostener” o que podamos “reparar”. Un asunto o situación no procurada y rota por el orgullo, la arrogancia y falta de perdón, deja serias secuelas; particularmente las relaciones de pareja donde están de por medio los hijos pequeños, que son los más afectados. 

Así como todo tiene fecha de caducidad, también todo puede repararse. Requiere estar dispuestos a “reparar” cueste lo que cueste. Pues la Palabra de Dios dice esto: 

Si entre ustedes hay alguno sabio y entendido, que lo demuestre con su buena conducta, con la humildad que su sabiduría le da. Pero si ustedes dejan que la envidia les amargue el corazón, y hacen las cosas por rivalidad, entonces no tienen de qué enorgullecerse y están faltando a la verdad. Porque esta sabiduría no es la que viene de Dios, sino que es sabiduría de este mundo, de la mente humana y del diablo mismo. Donde hay envidias y rivalidades, hay también desorden y toda clase de maldad; pero los que tienen la sabiduría que viene de Dios, llevan ante todo una vida pura; y además son pacíficos, bondadosos y dóciles. Son también compasivos, imparciales y sinceros, y hacen el bien. Y los que procuran la paz, siembran en paz para recoger como fruto la justicia. Santiago 3:13-18.

Pidamos que Dios nos conceda la serenidad para aceptar las cosas que no podemos cambiar, el valor para cambiar las cosas que sí podemos, y la sabiduría para reconocer la diferencia.

¡Bendiciones amigos y hermanos del camino! Ps. Carlos César González Cruz

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