Misión Evangélica: La lucha por la Independencia, un fenómeno que aún continúa

Fue Durante la madrugada del 16 de septiembre de 1810, en Dolores Guanajuato, que el cura Miguel Hidalgo y Costilla lanzó el famoso “grito de Dolores”. Con esto se hacía un llamado a la sublevación contra el tirano gobierno español, solo fue el inicio que cobro muchas vidas para tener lo que hoy llamamos “México independiente”. La consumación de la independencia vino años después, y en 1825 el primer presidente de México Guadalupe Victoria presidió de forma oficial la primera ceremonia del grito de Independencia.

Este fenómeno de lucha social continua debe seguir. Los seres humanos conscientes del deber moral y ético, debemos sentir un compromiso y pugnar en pro del bien común y de la justicia social. Si la conciencia del Dios eterno y la gracia divina prevalece en los entendidos, lucharemos por establecer un mejor mundo para todos, desde el lugar donde nos desarrollemos, sea como obreros en un trabajo rendidor y con buenos resultados, otros desde la dirección como patrones pagando sueldos justos. Respeto, tolerancia y proactividad nos lleva a vivir en un marco armonioso, justo y de paz para todos.

Nuestras armas revolucionarias de fuerte impacto y de gran trascendencia siempre serán la razón y el espíritu del bien para todo y todos. Ni teórica ni practica debemos admitir que en nuestro Estado de derecho haya ciudadanos de primera, de segunda y de tercera, somos mas los sobrios de la justicia y menos los briagos de la maldad. La Patria nos llamasiempre a la defensa. La grandeza del ser humano está en la congruencia de lo que cree y de sus actos.

México lo componemos todos, y no necesitamos estar en eminencia para actuar con justicia. No necesitamos alcanzar grandezas para hacer algo grande, lo grande no está de nuestra cabeza a los pies, sino de la cabeza al cielo. Entendemos muy bien lo que es bueno o malo por el sentido común, y por ello, hemos de caminar firmes, pisando fuerte para dejar huellas a nuestros hijos y ellos a los suyos. La herencia de nuestros padres en su lucha social, no solamente es esa música hermosa de mariachi o esa rica comida típica mexicana, sino el espíritu de lucha por ser mexicanos con educación, con valores, que vivimos en un país pacífico y armonioso. Busquemos el bien en esta tierra que nos vio nacer, tierra que Dios nos dio. El bien que hagamos a México, será nuestro propio bien.

“Y trabajen por la paz y prosperidad de la ciudad donde los envié al destierro. Pidan al Señor por la ciudad, porque del bienestar de la ciudad dependerá el bienestar de ustedes”. Jeremías 29:7.

 

¡Bendiciones amigos y hermanos del camino de la fe! SJ. Carlos César González Cruz.

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