Misión Evangélica: Razón y locura

El autobús se detuvo frente a un restaurant en horas de avanzada noche.

_ Tenemos treinta minutos para tomar alimentos_ Dijo el operador.

Después de tomar alimentos, di un rondín por el lugar, observé a un hombre que solo vestía pantalón, descalzo y sin camisa pese al frío de la noche. Su aspecto era algo extraño, estaba sucio, cabello largo y apartado de las demás personas.

Me acerqué a él con poca confianza. Me miró, me hizo señas con sus manos de que tenía hambre. _

¿Quieres un café? Le pregunté.

Sí, un café y un pan _ Me respondió. Llamó mi atención que me entendiera y que hablara cuerdamente. Entramos al restaurant, le compre una torta y un café caliente. Se fue sin agradecer. Podemos notar que alguien no está en su cabal juicio o que ha perdido la razón por su forma de comportarse, de vestir o de hablar. Entre la locura y la lucidez, hay solo una delgada línea al grueso de un cabello, y muchas veces los cuerdos la traspasan haciendo locuras en su lucidez y también los locos tienen sus momentos lúcidos. El loco puede ser más feliz en su mundo irreal que el cuerdo en su mundo real. El loco, puede ser disculpado por sus delitos ante la ley y la sociedad por ser “un loco”, pero el lucido no se le disculpa hacer estupideces en su locura. _ Dijo el profesor.

A muchos de nosotros, las situaciones estresantes de la vida, problemas financieros, el divorcio, la muerte de un ser querido, enfermedades permanentes crónicas, pueden orillarnos a una psicosis común. He preguntado a muchos jóvenes sobre su proyecto de vida, planes para el futuro, visualización familiar y hay algo común en ellos: Repudio al matrimonio, no querer tener hijos, vivir sin planes ni proyectos, etc. En Psiquiatría hay un trastorno Psicótico compartido en el que un paciente psiquiátrico enferma a la persona con la que convive, es un trastorno conocido clásicamente como “locura a dos” “folie à deux”. El problema es que esto se propaga, podemos llegar a tener un mundo normal de locos. Personas que van a ver un médico a las farmacias similares, pero llevan a sus perros y gatos enfermos a una clínica de prestigio, no hablan a sus seres queridos, pero platican todo el día con el perro, con el gato o el perico; No tratan con cariño a sus padres, ni los abrazan, pero a sus mascotas, las abrazan y duermen con ellos, les dicen papi, mami; defienden las injusticias cometidas a los animales, pero no hacen nada por los pobres, los niños, los ancianos o el débil. No está mal amar a los animales, lo mal está en tratar mal a los seres humanos. ¿Quién defenderá los derechos de los seres humanos que han perdido la razón? Muchos de ellos, solo deambulan por las calles, han perdido la razón y han perdido a sus familiares.

Amemos a Dios, su orden, su mundo, su ecología y a nuestro prójimo.

Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Gén 1:27.

¡Bendiciones amigos y hermanos del camino, de Dios! SJ. Carlos César González Cruz.

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