Se aferran taxistas al monopolio; expolíticos, dueños de concesiones, detrás de la mafia que opera en el sindicato en Cancún

Por Soraya Huitrón 

Ni Uber ni camiones, los taxistas quieren ser el único servicio de transporte en el estado y luego de los zafarranchos causados en varios municipios, ahora vuelven a amenazar a los operadores de los autobuses de transporte público, y es que se sienten invencibles, debido a que los socios concesionarios con mayor número de placas, son políticos expriistas.

Se trata de concesiones otorgadas en varias administraciones pasadas donde a algunos personajes que aún intentan estar en la vida política se les otorgaron hasta 200 placas, más las que han sumado con el paso de estos años.

De los más de casi 40 mil concesionarios de placas en Quintana Roo, gran parte de los beneficiarios son políticos actuales y anteriores, además de líderes vecinales que obtuvieron permisos desde hace tres sexenios atrás, y que pasaron por alto el trabajo de choferes con más de 23 años de servicio en el sindicato.

Quienes además para financiar campañas políticas utilizaron al sindicato de taxistas “Andrés Quintana Roo” como caja chica con la venta de placas al mejor postor, situación que aprovecharon muchos priistas de aquella época para asegurar su futuro y el de sus familias.

En el periodo de 2005 al 2011 se otorgaron mil 500 juegos de placas a un grupo selecto del partido tricolor, mientras que en el siguiente sexenio, uno de los más corruptos y que abarcó el periodo de 2011 al 2016, se otorgaron a los mismos priistas -muchos de ellos los mismos que en el periodo anterior-, dos mil 400 placas.

Cabe recordar que desde 1975 se hizo costumbre que el jefe del Ejecutivo estatal entregara a su círculo más allegado, juegos de placas como muestra de agradecimiento a su “lealtad” y fue posterior a ello que el sindicato de taxistas “Andrés Quintana Roo” se hizo bastión del corporativismo priista. 

Es por eso que muchos políticos de renombre, así como sus familiares y hasta suegros se ganan la vida con la “ruleteada” gracias a que han sido beneficiados en las administraciones anteriores por los cargos que han tenido en la administración pública, y como pago a favores políticos. 

Y aunque no todos los nombres de los beneficiarios están en el padrón de taxistas, porque cientos de concesiones se han dado directamente al sindicato, muchos de ellos lo han externado públicamente y otros más han tratado de ocultarlo, operando con dudoso membrete: Fondo para la Educación y la Cultura y otras tantas se encuentran en una Comisión del Deporte (Codeport).

En Cancún, el costo de tener una concesión de taxi cuesta de 300 a hasta los 600 mil pesos, depende del comprador y de la época, pues en temporadas electorales estos adquieren “otro valor”, aunque en teoría estas concesiones son gratuitas.

Desde la creación del Sindicato de Choferes, Taxistas y Similares del Caribe “Andrés Quintana Roo” en 1972 y el paso de los gobernantes, casi en su totalidad priistas, lideres y concesionarios han hecho una fortuna por “el mercado negro” de juegos de placas que hasta hace unos años era pujante.

Décadas de impunidad

Al estar amparados bajo el viejo régimen priista, los conductores y concesionarios del sindicato de taxistas siempre gozaron de total impunidad durante décadas, y quedó demostrado cada vez que tenían un percance vial, al cual llegaban en “manada” más de 10 taxistas a amedrentar al conductor con el cual su compañero chocó, pese a que en la mayoría de los casos el chafirete tenía la culpa.

O las veces que arrollaron a peatones, ciclistas y motociclistas y salían libres de todo cargo, cuando el sindicato pagaba una miseria a la familia del difunto para callarla y no presentar cargos, y no pasaba ni una semana cuando ya se habían vuelto a involucrar en otro escándalo.

Su mal servicio, agresiones, falta de higiene, robos de pertenencias, complicidad con la delincuencia y cobros excesivos, orilló a la ciudadanía a exigir un servicio de calidad, un servicio honesto y seguro; sin embargo, los trabajadores del volante haciendo su berrinche se salían con la suya; no obstante, esos tiempos llegaron a su fin.

En la actualidad, los quintanarroenses, hartos de los desmanes de los taxistas, se han enfrentado a estos criminales para defender su derecho a elección en qué transportarse, luego que se diera a conocer que ya no solo agreden conductores de Uber, sino a los pasajeros que optaron por la plataforma digital.

Es así que con amenazas, golpeas a conductores y paros en la zona turística más importante de la ciudad, los taxistas retomaron las amenazas en contra de operadores de rutas para que dejen de subir pasaje a partir de las 22:00 horas, sobre todo en la avenida Kabah y otras vialidades.

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