Delegados de ornato

Sin dar explicaciones por sus decisiones que han afectado a quintanarroenses, arbitrarios y distanciados de las necesidades reales del estado, son los delegados de las secretarías de Comunicaciones y Transportes y de Medio Ambiente y Recursos Naturales, cuyo único trabajo debería ser lograr una mejor infraestructura y hacer respetar los recursos naturales respectivamente. Y penosamente no han hecho ni uno ni lo otro.

Francisco Elizondo Garrido, no sólo “licitó” dos puentes peatonales que tienen un costo real de un millón de pesos en 16 millones de pesos, sino que le “concedió” la playa Flamingos a su ahijado del mismo nombre. Y de la Semarnat, José Luis Funes Izaguirre sólo ha seguido el lamentable camino de sus predecesores, quienes han renunciado por diversas anomalías contra el medio ambiente. Van tres delegados en el mismo número de años. El ecocidio del malecón Tajamar fue la cereza en el pastel, del que por cierto, tampoco ha dado cuentas.

Amigos del poder, ambos funcionarios han hecho de los favores personales la base para seguir en sus cargos. Quizá tengan conocimientos de las leyes y reglamentos que deben de cumplir y por las que se les paga cuantiosos salarios, pero en el día a día, no hacen caso de esas letras muertas y sí de las peticiones vinculadas con negocios.

Elizondo Garrido, es el joven servidor público que se aleja de ese concepto fresco que se ha querido dar a la administración pública. Un día, su ahijado Francisco Ortega le dijo que estaba harto de ver a tantas familias en la playa donde vivía. Se refería al fraccionamiento Flamingos. Quería privacidad para gozar de la arena que consideraba de su propiedad.

La queja era porque ese punto era el preferido de las familias cancunenses desde hacía décadas. Ahí llegaban en lanchas, yates y motos para convivir. Pero eso le afectaba al poderoso ahijado, por lo que se le ordenó al capitán de Puerto, Arturo Martínez, que colocara una red de boyas superior s los 100 metros para impedir que tuvieran acceso a una de las playas más bonitas de la ciudad y sólo tuvieran acceso las 17 familias que habitan este complejo habitacional.

El “argumento” fue que los visitantes hacían mucho ruido y tomaban alcohol. Falso. Sin embargo, pese a los buenos oficios de Zofemat y Turismo municipal, quienes intentaron arreglar la situación, se salió con la suya y hoy los habitantes de ese fraccionamiento son propietarios de este espacio que debería ser público, de acuerdo a la Constitución de la República.

Otras de las suyas fue acabar con una carencia urbana pero obteniendo seguramente una buena ganancia económica. Cancún era una ciudad donde la gente cruzaba avenidas como la Tulum corriendo por la carencia de un puente peatonal. Y actualmente sigue igual, sólo que ya hay dos obras en las que seguramente ayudó a enriquecerse a algún constructor.

Dichos puentes de acuerdo a un ingeniero especialista en el tema, están hechos de material que pronto se desgastará por el salitre y los rayos del sol, y afirmó que un puente peatonal debe ser hecho de cemento. Además, tardaron más de un año en estar listos, cuando es una obra que a lo mucho se concreta en tres o cuatro meses.

La cereza del pastel fue el costo, ya que anunció que por los dos puentes instalados en la avenida Tulum la inversión sería de 16 millones de pesos. “Dame un millón de pesos, hago los dos puentes y salgo con mi ganancia”, fue la respuesta del experto al conocer la cifra.

La Semarnat a lo largo de la historia de Cancún se ha especializado en incumplir sus propios reglamentos. Ejemplos sobran. En estos últimos tres años, se han suscitado escándalos como la autorización para operar al Dragón Mart y el último fue su ausencia en las obras de chapeo y desmonte en el malecón Tajamar sin supervisarlo, lo que dañó cientos de especies de flora y fauna que habitaban ese lugar.

De ascendencia vasca, Funes Izaguirre ha estudiado en universidades como la Iberoamericana y el ITAM, por lo que no se duda que tenga una buena preparación para el cargo, aunque del dicho al hecho hay un trecho. En otras naciones como Canadá, un funcionario de su rango hubiera dale una larga conferencia de prensa para explicar el motivo por el cual autorizó la matanza de iguanas, ardillas y diversos tipos de mangle. Tiene la suerte de vivir en México, donde la rendición de cuentas no existe.

Con apenas ocho meses en el cargo, este es su “bautizo” ante la opinión pública del cual no salió avante. Llegó para ocupar la delegación por la vergonzosa renuncia de Raúl Omar González Castilla, quien fue investigado en la propia dependencia con motivo de la Manifestación de Impacto Ambiental para la construcción del hotel Riviera Cancún, que violaba la Ley General de Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente.

También permitió un desarrollo inmobiliario en Cozumel que estaba prohibido por el Programa de Ordenamiento Ecológico de este municipio. Y a lo largo de la historia, en diferentes ciudades la Semarnat ha propiciado la devastación del medio ambiente a favor del “progreso”. Sobra decir que ningún funcionario ha sido juzgado ni inhabilitado por estas acciones en el país donde manda la impunidad.

Por Javier Chumacero>Quequi

Comments

comments