Menonitas salvan al Sur

Chetumal. La comunidad “menonita” establecida en el ejido Nuevo Salamanca en el municipio de Bacalar es la que se está encargando de abastecer con verduras, frutas y lácteos al mercado del llamado “Pueblo Mágico”, así como el de Chetumal, donde comercializan los productos a bajos precios que cultivan en sus tierras, lo que está beneficiando grandemente a familias de escasos recursos económicos.

A pesar de que esta población tiene más de 10 años de haberse conformado, no cuenta con energía eléctrica, medios de comunicación, así como tecnología de punta, lo que no ha impedido que esta comunidad sea altamente competitiva en diversas actividades como la agricultura, donde ha obtenido importantes reconocimientos en la producción de cacahuate, maíz, frijol, tomate, chile habanero y hortalizas a gran escala.

Este poblado se asienta a siete kilómetros de Bacalar, actualmente es dirigido por Johan Elías Wall, comisariado ejidal electo por la Asamblea; y cuenta con el apoyo de un “Consejo Informal” que le avala en la toma de decisiones en beneficio de más de 32 ejidatarios y 200 familias que habitan en un área de cinco mil hectáreas de terreno.

Sus habitantes, llamados “menonitas” son de originarios de Alemania, cuyo idioma es el más predominante, en menor escala se practica el español, aprendido por la necesidad de comercializar sus productos; pero también se habla el inglés, donde el físico de sus pobladores es delgado y alto, la piel rubia, ojos azules o verdes y cabello rubio, donde las mujeres son reservadas, debido a que se tapan la cara ante los extraños a diferencia de los varones que son amigables.

La globalización no ha penetrado en la comunidad porque la resistencia cultural es fuerte. Aún predominan las carretas tiradas por caballos finos como medio de transporte en el poblado y a Bacalar, ya sea para vender productos o adquirir solo algunos insumos, pues en gran parte son autosuficientes y evitan lo industrializado, confirmó el comisariado ejidal.

Se pudo investigar que el 90% de la producción es vendido a quienes vienen de Mérida y traen sus tráilers, además de que se atiende la demanda de los restaurantes de Bacalar, así como los tres mercados que se encuentran en Chetumal, donde venden sus productos de manera directa a los consumidores frescos y a bajos precios, esto sin dejar de mencionar que también se dedican a la producción de quesos y cría de gallinas.

El patriarca de la comunidad menonita aseguró que se conoce de la existencia de televisión, radio, celulares y otras cosas, pero por costumbre no se utiliza, debido a que se violentarían los usos y costumbres, además de que se ha rechazado que la Comisión Federal de Electricidad (CFE) dote de energía eléctrica para no tener problemas, ya que sus habitantes cuentan con medios propios para iluminar el poblado y subsistir.

La fundación de Salamanca fue hace 12 años cuando “los menonitas” compraron al ejido Aarón Merino que abarca cinco mil hectáreas de terreno, las cuales están divididas en 11 campos, donde en poco tiempo se ha logrado el reconocimiento de empresas de otros estados, principalmente de la Península de Yucatán, que demandan sus productos, donde destaca la empresa Mafer, la cual cada año adquiere la totalidad de la producción de cacahuate que se produce en la comunidad, debido a sus altos estándares de calidad que se tienen con la preparación de la tierra y cuidado de los cultivos.

En lo que respecta a la tecnología con que cuenta es mínima; sin embargo, los dos silos forrajeros para almacenar la producción, principalmente granos, en tanto llegan los compradores, así como la planta purificadora de agua que abastece a la población, ambas maquinas funcionan a base de gasolina, lo que permite que en la comunidad no existan carencias y se obtenga buena producción.

Cabe mencionar que las casas de los “menonitas” son de madera y láminas, para soportar las altas temperaturas, pero cuando hay amenazas de huracanes la población se concentra en el centro de abastos, lo que ha permitido que el nivel y calidad de vida es saludable, debido al consumo de alimentos sanos, además de la actividad física que se practica a temprana edad con el trabajo diario que se realiza en Salamanca.

Por Sergio López Lara-Quequi Fotos: José Tejada-Quequi

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