Ensombrece ME, cónclave de la COP 13

CANCÚN

Por Mario Morales > Quequi

 

Ahora que delegados, funcionarios y activistas de todo el planeta han convergido en Cancún para tomar parte en la Conferencia de las Partes (COP) 13 sobre la Biodiversidad, todas las miradas se centran en los atropellos al medio ambiente cometidos en el lugar sede, donde el más destacado actualmente es el cometido por el hotel ME by Meliá y su propietario, Daniel Araf Hop, que construyeron dos moles de concreto sobre la playa sin permisos ambientales.

Ayer arrancaron los trabajos del Segmento de Alto Nivel de la cumbre, que incluye a representantes de más de 190 gobiernos, incluidos los ministros de medio ambiente y por primera vez, los de agricultura, para revisar los avances en el programa del Plan Estratégico para la Diversidad Biológica y las Metas de Aichi, que deben alcanzarse para 2020.

El pronóstico no es tan positivo, el cumplimiento de las metas está muy rezagado y muchos analistas advierten que no se lograrán en el plazo planteado. Agrava este ya ensombrecedor panorama la situación de Estados Unidos, único país miembro de las Naciones Unidas que no ha firmado Convenio sobre la Diversidad Biológica y que arriba a Cancún en calidad de “observador”. La llegada a la presidencia de Donald Trump, quien favorece la industria al medio ambiente, hace menos probable que se pueda avanzar en los temas propuestos.

Dos tercios de las metas no están en marcha, a pesar de que faltan cuatro años para su cumplimiento, lo cual puede representar consecuencias serias para el bienestar de la población, a menos de que se realicen mayores esfuerzos en los próximos años, de acuerdo a las Naciones Unidas.

Erik Solheim, Director Ejecutivo del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), afirmó que “la protección de la biodiversidad es un imperativo moral y una urgencia económica”, debido a que en las últimas tres décadas se ha perdido el 10% de la biodiversidad del planeta, lo que representa en tamaño a la mitad del Amazonas.

En este contexto, Quintana Roo calza muy bien como sede, pues es un lugar de enorme riqueza natural y biodiversidad, pero amenazado a la vez por el desarrollo desmedido de ciertos empresarios y autoridades de gobiernos permisivas, hasta cómplices.

Paraísos como Holbox, Tulum, Bacalar, la Riviera Maya y en especial Cancún enfrentan serios desafíos debido no sólo al crecimiento demográfico que ha desencadenado el turismo, sino a la depredación ilegal realizada al amparo de la corrupción.

En las últimas décadas, México ha erigido un fuerte marco legal para proteger el ambiente y mantener un crecimiento sustentable. Hoy en día, se exigen estudios de impacto ambiental, medidas mitigadoras, se vigilan las especies protegidas, se decretan áreas naturales; pero todo esto no sirve de nada si desarrollos pueden realizarse fuera de toda legalidad, con autoridades inactivas o ralentizadas, que multan cuando el daño está hecho, pero que permiten que la destrucción perdure.

En esto, la mayor ofensa actual es la cometida por el hotel ME, con dos enormes construcciones hechas a vista de todos desde hace más de dos meses, junto al área natural protegida Manglares de Nichupté, sobre la duna costera, en un área de anidación de tortugas.

Pese a todas las denuncias, los trabajos continuaron impávidos, sin que la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) actuara, incluso después de ser notificada. Finalmente y después de 60 días, la oficina regional debió actuar e imponer sellos de clausura, pues ni siquiera se contaban con permisos por parte de la Semarnat, como lo exige la ley.

Pese a ello, transcurrió otra semana en que los trabajos avanzaban, en abierto desacato a la autoridad, excavándose cimientos en la arena y continuándose con la construcción, sin que hasta la fecha la Procuraduría General de la República tome manos en el asunto.

El director general del proyecto, Ernesto Luna, quien mentía descaradamente al asegurar que contaba con todos los permisos hasta que fue clausurado, fue quien supervisó la violación de los sellos de manera directa, ordenando que los trabajos se realizaran durante las noches, para evitar miradas curiosas, e instalando guardias de seguridad en todo el perímetro, para intimidar a quien se acercara al lugar, pese a ser zona federal.

Este medio fue amedrentado por los gorilas de Ernesto Luna al acudir a documentar el ecocidio perpetrado, con todo y clausura federal, acción que se castiga con la cárcel.

Como lo confirmó el propio Guillermo Haro Bélchez, titular de Profepa, durante una reciente visita a Cancún, además de las sanciones que impondrá su dependencia, se dará parte al Ministerio Público para que prosiga por la vía penal, y las estructuras que se erigen de forma ilegal serán demolidas, de demostrarse el delito cometido.

Con esta amenaza y ante la llegada de centenares de activistas ambientales, el dueño de este hotel, Daniel Araf Hop, suspendió temporalmente las ilegales labores, pero sólo es una estrategia pasajera, de dos semanas de duración.

Emula en esto al Gobierno Federal, pues pocos días antes del inicio de la COP 13, anunció la suspensión del ingreso de rompeolas en el Parque Nacional Arrecife de Puerto Morelos, por tratarse de una violación al plan de manejo. Estos ilegales trabajos también serán reanudados al concluir la cumbre.

También entran dentro de este “maquillaje” el decreto de la Reserva de la Biósfera del Caribe, el que será el área protegida más grande del país, pero que fue mutilada de último momento para salvaguardar los intereses de la industria turística. Su origen también es dudoso, pues no es ambiental, sino económico; ante la entrada de la iniciativa privada en la exploración petrolera (con libre actuar sobre el territorio natural), era obligatorio este decreto, para evitar perforaciones en el Caribe mexicano, que pudieran dañar su imagen.

La otra gran acción pautada por la Federación durante la cumbre, el plan de manejo para el área de protección Yum Balam es más una vergüenza que un triunfo, pues llega más de 20 años después de que se decidiera proteger esta zona, ya que los intereses económicos, sobre todo en Holbox, retrasaron exitosamente esta legislación.

Pero esta situación anómala no pudo durar por siempre; ahora se está imponiendo la ley. Queda esperar que lo mismo suceda con las demás depredaciones ambientales sufridas actualmente. México brindaría un fuerte mensaje de respeto a la legalidad y a la biodiversidad si impone sanciones ejemplares a proyectos como el ME by Meliá, además de sus artífices intelectuales, Daniel Araf Hop y Ernesto Luna.

 

 

Comments

comments

No hay comentarios