Pide madre justicia para su hijo

Por Heiby Morales

Desde hace dos semanas que Brígida Reyes Monroy ha estado tocando puertas para pedir justicia por el abuso de autoridad, corrupción, discriminación y humillación que la directora Zurisadai Ramírez Moreno y la maestra del grupo 3ro “C”, Beatriz López Nic, cometieron en contra de su hijo, un niño de 5 años, a quien expusieron públicamente y dieron de baja del kínder “Chan Kin” de la zona 037 con clave 23DJN0216Q, bajo amenazas, presiones y mentiras por no comprar los uniformes que la directora vende en su oficina.

Brígida Reyes Monroy acudió a las instalaciones del periódico Quequi a denunciar los actos cometidos contra su hijo J.E.B.R, luego de que se le negara el acceso al plantel educativo, por no portar el uniforme. Inmediatamente se movilizó con otras madres de familia, a quienes les compró playeras oficiales de la escuela que sus hijos usaron, pero que ya no les quedaban, para que el menor pudiera entrar a la escuela y no perder más clases, pero no esperaba que, al momento de intentar ingresar al salón, nuevamente le negaron el acceso porque lo habían suspendido tres días, por no llevar el uniforme completo, turnando su caso a la dirección a cargo de Ramírez Moreno.

POR EL UNIFORME

“Fue la maestra Beatriz, quien reportó a mi hijo por no llevar uniforme completo. Yo se lo compré aunque fuera usado, porque no tenía para más. La maestra se lo reportó a la directora, quien a su vez, me dijo que si no se lo compraba nuevo, de los que ella vende, el niño no podría entrar al kínder. Hice todo posible para conseguir los uniformes; unos los compré de uso, otros me los regalaron unas mamás, y uno que le compré a la directora, y aún así no dejó pasar a mi hijo durante una semana”, narró Brígida Reyes.

La madre consternada continuó diciendo que le parecía injusto que, teniendo los uniformes, le hayan negado el acceso al menor, por lo que acudió a las instalaciones de la SEyC, en donde denunció la venta forzosa de uniformes en el kínder “Chan Kin”, a cargo de Zurisadai Ramírez Moreno, pero la respuesta que obtuvo fue negativa, al afirmar que esos son asuntos internos del plantel y que no podían ayudarle a resolverlo.

Posteriormente, vencido el plazo de castigo, Brígida  Reyes intentó ingresar a su hijo de nuevo a su salón de clases, pero la sorpresa que se llevó fue que la esperaban en la dirección, en donde la obligaron a firmar un papel en blanco para agilizar su expulsión y cambio de escuela.

“Al llegar a la dirección, la directora me dijo que si la maestra me exigió el uniforme es porque lo exige el reglamento interno de la escuela, no la SEyC, así que a donde usted vaya a quejarse, nadie le va a hacer caso, porque a mi todos me conocen y mis reglas  son mis reglas y ni porque fue usted a  quejarse de mi va a conseguir que yo las cambie. También la maestra Beatriz dijo: aquí no es centro de beneficencia, por lo que solicité el cambio de grupo de mi hijo, pero yo no sé leer ni escribir de forma clara y fluida, así que me obligaron a firmar un papel que utilizaron para expulsar a mi hijo de la escuela”, lamentó.

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