GERMAN GALLEGOS CRUZ. Mesa De Las Nauyacas

UNA GRAN MENTIRA

Atento recado a quienes creen en los Santos Reyes.

Nunca he logrado entender en dónde está el beneficio para nuestros niños, mantener como verdad, una mentira social, que lejos de contribuir a una buena formación de la niñez, provocan los primeros rencores y sentimientos de culpa en la vida. Desde los primeros días de mi existencia odié a los improbables “Santos Reyes”, trío de embusteros que jamás me trajeron el triciclo que soñé cuando empezaba a vivir. Un día 6 de enero, cuando apenas le arrancaba 4 años al almanaque, me “trajeron” una pelotilla de plástico y me quedé conforme. Un año después, con más conciencia del acontecer de la vida, les pedí por conducto de mis padres un triciclo rojo, como el que le habían traído un año antes a Humberto, hijo de don Celedonio Rodríguez. Pero ¿qué creen?, me volvieron a traer otra pelota, un poco más grande que la anterior, pero pelota al fin. Me revelé, me enojé y le pregunté a mi mamá con lágrimas de frustración ¿por qué no me habían traído lo que les pedí? Y con sentimientos de impotencia, mi madre sólo atinó a contestar con una respuesta mecánica: Tal vez te portaste mal, hijo. No era un asunto de “rajarme”, pensé que mi preparación espiritual asistiendo al catecismo que impartía la señorita Jovita me blindaba de cometer fechorías que me alejaran del buen camino, y así aspirar con toda legitimidad a mi soñado triciclo el próximo año. Ya sabiendo leer y escribir, redacté mi petición a los “Santos Reyes” que eran por demás dadivosos con los hijos de los comerciantes y ganaderos de mi pueblo. Y no obstante a la formalidad de mi pedido, sólo me trajeron una pistolita de “salta perica”, no era posible que me volvieran a fallar. Buena conducta, buen hijo, buen alumno y nada. Algo me estorbaba para vivir. Con toda seguridad era un niño malo, como mis hermanitos y los niños de mi colonia. A nadie nos trajeron los juguetes que soñamos. Pinches “Santos Reyes” selectivos –pensé-. Sólo a esos niños malcriados y engreídos del centro de mi pueblo les entregaban juguetes bonitos. A poco más de media centuria me he puesto a pensar: ¿Dónde está el beneficio de esta mentira? En números reales, los únicos beneficiados de este cuento son los Waltmart, los Soriana, los Chedraui, los Liverpool, los Sears, los Sanborns, etc. Ellos ya tienen preparada la “trampa” para despojar de los últimos centavos a los ilusos padres de familia que pretenden hacer mejores hijos introduciéndolos en la cultura del engaño. Si alguien pudiera demostrar que fomentando este tipo de mentiras se fortalecen los valores de nuestra niñez, me pongo de pie y ofrezco una disculpa pública. Pero en honor a la verdad, en toda la “lona” recorrida a través de mi vida, no he podido encontrar el beneficio que los “Reyes Magos” abonan a nuestros infantes. Así como me afectó a mí, en estos momentos está afectando a millones de niños en nuestra América Latina, que no comprenden por qué a los niños pobres no les llevan ni un “mendrugo”. En el mejor de los casos y en un escenario de lucimiento, algunos políticos o ricos pichicatos, compran baratijas en las zonas libres para paliar un poco la desesperanza. Hoy en día, los gobernadores, presidentes municipales y uno que otro legislador que tenga proyecto cercano de pepenar el siguiente “hueso”, regalan juguetitos de a peso. El regalo abierto y cara a cara con los niños, es una forma de ir acabando con esta mentira milenaria, que sólo les engorda el caldo a las tiendas departamentales. Aspiro que llegue el día, donde la verdad sea una premisa en la formación de nuestros niños. Basta de Santa Claus, “Reyes Magos” y cupidos lujuriosos, etc. Es mucho menos pernicioso, aunque manipulador, el Día del Niño. Así que vayamos derribando las trampas que les ponen a nuestro exiguo recurso. Si les decimos a nuestros niños que el juguete que recibieron no lo trajo ningún ser mitológico y que los compramos con nuestro propio dinero, podrán entender mejor, el porqué no llegó el juguete de sus sueños. Si mantenemos a como dé lugar esta gran mentira, entonces vayamos buscando una mejor coartada para explicarle a los niños pobres, por qué no llegaron los “Reyes Magos” a sus casas. Ahora que se vislumbran nubarrones sobre la pésima economía de la clase trabajadora, por el fracaso de las reformas estructurales del presidente Peña Nieto, menos habrá chance de seguir fomentando la cultura del engaño en nuestros hijos. Cada día será más difícil rendir pleitesía a estos etéricos seres que inventaron algunos vivales para dominar la conciencia colectiva. Nada nos va a pasar si rompemos estos usos y costumbres que aniquilan. Nadie nos va a mandar al infierno si nos negamos a esta criminal manipulación.

YA VIENE MARIO

No cabe duda que el ingeniero Mario Villanueva Madrid sembró en tierra fértil. Hay una buena cantidad de quintanarroenses que esperan con ansias sea liberado de los cargos infames que le hicieron. Pero a la par del deseo sincero de verlo en casa, hay algunos personajes que sudan frío, por el sólo hecho de imaginarlo en libertad.

Comments

comments