No olvidan a sus muertos

PLAYA DEL CARMEN

 

Es medio día y a pesar del soplo del viento frío, el sol cae vertical sobre los parroquianos y las tumbas.

Se dibujan extrañas sombras que producen los árboles y las fosas que resplandecen con unos colores estridentes en medio de todo el territorio del camposanto.

Hay poca concurrencia, tampoco se han instalado los vendedores de flores, es un día tranquilo, para los guardias municipales, ellos mencionan que los días fuertes son el 1 y 2 de noviembre, los deudos vienen a visitar a sus muertos, pero hay vivales que solo acuden a robar y hay que estar pendientes de la situación.

Trabajadores de limpia de la Dirección de Servicios Públicos laboran a marchas forzadas para retirar basura y ramas de árboles que han tenido que podar.

Uno que otro parroquiano se ha dado tiempo de venir a dar una “manita de gato” a la última morada donde reposan los restos de los que se han adelantado en el camino.

Hay ruido de máquinas que altera el silencio del camposanto. Se está construyendo un pozo (aunque ya existe uno) y los fieros metales perforan sin piedad las entrañas de la tierra.

Camino despacio entre tumbas carcomidas por el olvido pensando en lo que hicieron  y en lo que no hicieron todas las personas que yacen en el eterno sueño y que nunca imaginaron que iban a ser recordadas u olvidadas, cosas de la vida y de la muerte.

Ya casi para abandonar el cementerio una mujer me invita una rebanada de pan de muerto y un chocolate, afanosa me comenta que es una cortesía del diputado federal José Luis “Chanito” Toledo.

Varios asistentes se acercan y con gusto comen su pan y beben su chocolate, luego se alejan y se pierden entre los caminos de la muerte.

 

 

Por Manuel Campos

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