RAFAEL SANTIAGO. Contracara

ESA MORENA TIENE TUMBAO

Los morenistas reciben fuego en tres direcciones: del priismo, del joaquinismo y la interna que lucha por el reparto de huesos.

Todos blanden sus razones para intentar aplastar a esta nueva corriente política. Los tricolores no quieren que se pueda convertir en un peligro electoral y se han ensañado en la lucha política contra el candidato a la gubernatura, José Luis Pech Várguez. La alianza PAN-PRD quiere polarizar la elección para evitar que crezca la propuesta obradorista y autoerigirse como únicos representantes opositores del actual gobierno. Por si fueran pocos los problemas, los dinosaurios que conforman el morenismo quintarroense, que se sentían ya como candidatos únicos e insustituibles, ven como las designaciones no les van a corresponder.

Y es que realmente la opción opositora al gobierno, aparte de la que encabeza Carlos Joaquín con la alianza del PAN y el PRD, es la del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), cuyo líder máximo es Andrés Manuel López Obrador, quien siempre ha ganado las elecciones para presidente de la república en la entidad. Con todo, se antoja difícil que Pech pudiera colocarse en la punta de las preferencias electorales para la gubernatura, sin embargo tendrán un importante caudal de votos que serán arrebatados a los contendientes más fuertes y por ello cargarán la balanza para un lado e influirán de manera decisiva en la elección de gobernador el próximo 5 de junio.

Uno de los grupos que ha visualizado esto con claridad meridiana ha sido el que conforma la Alianza que empuja al joaquinismo, desde un principio sus cercanos colaboradores de la pluma, sus ejércitos de redes sociales y los merolicos de café, han lanzado todo tipo de obuses para criticar con acidez cualquier decisión que tomen los “morenos”. Luis Pech ha sido uno de los blancos predilectos y le han acusado de todo, de traidor, corrupto, inepto y hasta han cuestionado su falta de residencia en la entidad por cargos en la “hermana república”.

Condenan como negativas todas las decisiones que se tomen. Todas las candidaturas que se van presentando son criticadas. Si en las elecciones pasadas las acusaban de ignorantes y faltos de trabajo político, ahora levantan las voces al cielo porque se ha desplazado a la vieja clase política y se dan cargos a gentes y rostros nuevos. Véase por ejemplo las críticas contra la precandidata a la presidencia municipal de Benito Juárez, Mara Lezama, que por donde se le vea es un excelente elemento, se le critica su falta de militancia en el partido que es, precisamente, el más joven del espectro político nacional.

El grupo derivado del Tatich tiene larga experiencia, tienen ya a Carlos como candidato a esta alianza, y no quieren que exista otro partido, como el de Morena, con mejores blasones, sin la podredumbre de los enjuagues políticos con el gobierno de la república, Pacto por México, por ejemplo, se alcen como una alternativa mucho más honesta, más clara y más lúcida contra la corrupción. En el mismo tenor están los azules y los amarillos. Porque Andrés Manuel López Obrador condena por igual a los traidores perredistas que a los prianistas, con lo que pueden atraer con mayor fuerza a todo ese electorado irritado por la crisis. Carlos Joaquín significaría más de lo mismo pero con otro rostro. Por lo que el cambio real estaría con Morena.

Tienen razón los auriazules en invocar los demonios para condenar al “Peje” en cualquier lugar donde asome la cabeza. Y esto es una batalla política donde todo está permitido. Cada quien intenta llevar agua a su molino, lo que es válido absolutamente.

Hay que recordar que la fuerza de Morena no se ha manifestado en las elecciones locales a pesar de ese paraguas electoral de AMLO. Tiene mucha culpa él porque con sus decisiones autoritarias, el tabasqueño se ha montado en su mesianismo, con lo que busca hacer de su partido un pequeño paraíso en el que él decida de manera absoluta, como un pequeño dios, las medidas exactas de lo bueno y lo malo. Ello eleva internamente los conflictos, pero es un hombre de sobrada experiencia política y siente que puede sortear las rebeliones sin mayor problema. Sobre todo porque acusará a todos los descontentos de estar aferrados a los “huesos” para los diversos cargos de elección popular, los acusará de corruptos, de servirse del sistema y de querer seguir chupando de ese tuétano. Es claro que su dedo divino no quiere señalar a ‘cartuchos quemados’.

Los priistas también han hecho lo propio para confrontar a los “andresmanuelistas”. Le disparan a todo lo que se mueva fuera de sus trincheras. Pero lo que no han visualizado es que los más beneficiados con un fortalecimiento de Morena, serían precisamente los tricolores. El líder de los morenos tendría incluso que marcar las diferencias que tiene Pech, no solamente con el precandidato priista, sino contra el mismo Carlos Joaquín, para impulsar a su gallo a la gubernatura.

Pero por ahora es todo un tiroteo a diestra y siniestra, sin que parezca que exista una inteligente conducción política.

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