LA DIOSA IXCHEL. El Castillo

Entre clanes y cacicazgos

Son más los rumores que las realidades. Existe un empeño perverso en ver escenarios inexistentes. Uno de ellos enfrenta a las alianzas, impide ver lo que hay detrás de los otros aspirantes a la gubernatura. No es un duelo, lo cierto es que la penetración de Morena y su candidato sí tiene bases ciertas, existe apoyo de comunidades enteras que se ven identificadas con el candidato José Luis Pech. No son dos, son cinco los participantes y tres los que enfrentan, sin que exista igualdad de fuerzas, un escenario de disputa entre los electores. Cada uno tiene una historia que contar, una trayectoria marcada con diferentes rumbos y signos, y no van de la mano en el momento de definir cuál es el rumbo que debe seguir la entidad y en dónde y cómo lograrán darnos buenos resultados.

En líneas anteriores nos referimos abiertamente al pasado tanto de José Luis Pech como de Mauricio Góngora. Toca el turno a Carlos Joaquín, quien se ha adelantado al presentar como argumento dentro de sus spots de campaña, lo fácil que resulta sobrellevar la existencia, desarrollarse, alcanzar oportunidades –como él las llama- desde la comodidad, del disfrute dentro de una familia sin carencias económicas. Debe resultar, a no dudarse, muy agradable, aunque despierta una mínima sensibilidad y existe sí una abierta y completa identificación con aquellos pertenecientes a la misma clase social. Aunque habrá que responder a la interrogante: ¿Eres rico o eres pobre, comparado con quién?

Para don Carlos no faltó ni el alimento, ni el techo, ni los útiles escolares, ni el uniforme nuevo, ni se gastaron los zapatos. Menos aún se presentaron carencias para cuidar la salud, procurarse las vacunas, decidir la profesión, elegir novia y llevarla a los mejores restaurantes. Hubo sí una gran falta de apoyo paterno en lo que realmente forma a los seres humanos. Probablemente sea de ahí que se acumulen los rencores, las fobias, que se vayan generando situaciones de controversia con aquellos cuya formación supo de otras carencias, menos de aquellas que dan valores, formación. Es duro lo que aquí se escribe, pero también es muy real e inocultable. Cuando se hacen referencias familiares se habla del “medio hermano” de Pedro o de Addy, y con ello se dice más de lo que se piensa.

Existen actuaciones que van dejando a este miembro del clan Joaquín sin los afectos y los seguidores de antaño. Algunos se retiran desilusionados. Otros, los que iban por una raja económica, simplemente se toparon con pared, porque a ese cacicazgo no hay manera de sensibilizarlo. De ahí que se diga frecuentemente que es más fácil sacarle un eructo al caballo de Zaragoza –al de la estatua- que a ellos una aportación en efectivo o siquiera una silla de ruedas. Nada que no sea debidamente deducible de impuestos. Uno a uno los iremos conociendo, en tanto se van formando otras generaciones de políticos a los que le solicitamos a don Carlos y seguidores no se acerquen.

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