SANTIAGO J. SANTAMARÍA EL BESTIARIO

Un Idi Amin Dada blanco relevará a un negro Barack Obama

Millones de cubanos entierran mañana a su utópico comandante Fidel Castro. El mundo de hoy ridiculiza los sueños solidarios. Se impone el modelo Donald Trump. Nuestro presidente, Enrique Peña Nieto, por si acaso, llama a “la unidad de los mexicanos”…

El no tan futuro inquilino de la Casa Blanca -lo será a partir del próximo 20 de enero del 2017- es exitoso promotor inmobiliario en Manhattan de “Torres de Babel” desafiantes al mismísimo cielo, magnate neoyorquino de oro y oropeles y pagarés impagables, viejo cortesano rodeado de harenes “Barbies”, con su cabeza protegida, día y noche, con una inmensa tortilla de patatas española con cebollas vascas y chorizos asturianos, a lo “Lady Gaga” de su etapa inicial y más radical. Durante los años de Amin en el poder los medios de comunicación extranjeros lo retrataron como una figura excéntrica y cómica.

En 1977 un artículo de la revista Time lo describió como “payaso y asesino, bufón de gran corazón”, una opinión muy extendida entonces. Los “mass media” llegaron a ser criticados por los exiliados y desertores ugandeses por centrarse en los gustos excesivos y excentricidades de autobombo del dictador y restar importancia o excusar su comportamiento criminal. Otros han llegado a sugerir que el protagonista de la excelente película “El último rey de Escocia” cultivó deliberadamente esta reputación de bufón con el fin de calmar la preocupación internacional por su administración de Uganda.

“El último rey de Escocia” es una película británica de 2006, dirigida por Kevin Macdonald y basada en la novela homónima de Giles Foden. Narra la historia del mandatario a través de su médico personal, el doctor Nicholas Garrigan; al igual que la novela, el largometraje mezcla ficción y realidad: el personaje del médico escocés es ficticio, mientras que otras personas relacionadas con Amin y algunos sucesos que se relatan sobre el gobierno del dictador están basados en personas y hechos auténticos. Está protagonizada por Forest Whitaker, cuya interpretación de Idi Amin le hizo merecedor de un Óscar, un Globo de Oro y un BAFTA, entre otros premios. El título proviene de un reportaje, en el cual el mismo Amin se denominó como último rey de Escocia y alude a su conocido hábito de usar títulos rimbombantes.

Ante las declaraciones electorales insultantes hacia México, ha llegado el momento de ponerse las pilas. El presidente de la República de México, Enrique Peña Nieto, llamó a sus ciudadanos a superar sus “diferencias y agravios” para afrontar esa puerta incierta que se llama futuro. En un mensaje a la nación con motivo del cuarto aniversario de su llegada el poder, Peña Nieto centró en la unidad -una docena de veces repitió el concepto- su respuesta ante el enorme y agotador desafío que Donald Trump supone para México e insistió en su intención de establecer una “relación constructiva con Estados Unidos”.

“Durante el discurso, de siete minutos, no hizo mención expresa al magnate. Tampoco hacía falta. La llegada del vociferante republicano a la Casa Blanca, ha trastocado todos los planes de México. Sus promesas de construir un muro y estrangular económicamente a su vecino del sur han despertado el recuerdo de las peores crisis. No hay día en que el peso no se tambalee y los analistas ya advierten del riesgo de recesión. Mucho más que un espectro o una pesadilla, el magnate estadounidense es ya una realidad asfixiante para México. Un monstruo que amenaza con devorar años de lenta prosperidad”, narraban los periodistas extranjeros el discurso de Los Pinos.

Sobre un fondo de banderas estatales, Peña Nieto dirigió a sus ciudadanos un discurso emotivo, que buscó la fibra patriótica, la fuente natural del valor mexicano. “Nuestra historia nos recuerda que cuando no hemos estado unidos, el país ha sufrido desastres que dejan cicatrices dolorosas. La desunión provocó la pérdida de la mitad de nuestro territorio. La desunión condujo a la imposición de un emperador extranjero, ajeno a nuestra vocación republicana. La desunión ocasionó una revolución de años, que causó un millón de muertes y una destrucción que tomó décadas recuperar”, dijo.

Frente a este panorama trágico, Peña Nieto ofreció una mirada optimista al porvenir y se comprometió a defender la dignidad de los mexicanos “donde quiera que residan o se encuentren”, en una clara alusión a los millones de compatriotas que viven y trabajan en Estados Unidos. “Hasta el último día seguiré trabajando al lado de todos ustedes para que cada mexicano pueda construir su propia historia de éxito”, concluyó.

Su discurso, breve y elaborado, marca la línea que seguirá el Gobierno ante el vendaval que se avecina en los dos próximos años. Por un lado, el intento de negociar con Trump para evitar males mayores, y por otro, apelar a la cohesión interna frente a la presión exterior. El éxito de la tarea dependerá en gran medida del futuro presidente de Estados Unidos. Un político tan imprevisible como explosivo. Y todo ello, en un caldeado ambiente electoral interno, que es ya este primer sábado de diciembre una realidad.

Me llama mucho la atención que nuestros presidentes democráticos hagan estos llamamientos a la unidad de los ciudadanos, tan solo en momentos delicados. La palabra unidad, desterrada durante años en los discursos del mandatario español del Partido Popular (PP), Mariano Rajoy, hoy es una de la más utilizada. “Propiedad de todo ser, en virtud de la cual no puede dividirse sin que su esencia se destruya o altere” y  “Cualidad de la obra literaria o artística en que solo hay un asunto o pensamiento principal, generador y lazo de unión de todo lo que en ella ocurre, se dice o representa…”, son las más interesantes definiciones que da de la unidad el Diccionario de la Lengua Española.

Max Weber, el padre de la sociología política moderna, en su famoso discurso de “El político y el científico” advertía de esa coyuntural demanda de unidad por parte de los que ejercen la acción pública, solo en momentos difíciles, olvidándose de sus súbditos en tiempos de bonanza y tranquilidad. España fue uno de los países más azotados por la última crisis financiera, provocadora de millones de desempleados, exilio de jóvenes universitarios emprendedores, suicidios por desahucios de sus casas por impagos crediticios… Hasta entonces, cuando la especulación del ladrillo hacía millonarios a albañiles metidos a contratistas en la España turística del Mediterráneo, todos reivindicaban el neoliberalismo y la globalización. Los “intelectuales” defendían a capa y espada, pensando en sus abultadas cuentas corrientes, la sacrosanta privatización de la riqueza. Otras pretensiones no eran más que intentos de la Internacional Socialista para imponer prácticas comunistas.

Lehman Brothers Holdings Inc., fundada en 1850, fue una compañía global de servicios financieros de Estados Unidos. Destacaba en banca de inversión, gestión de activos financieros e inversiones en renta fija, banca comercial, gestión de inversiones y servicios bancarios en general. Sus principales empresas dependientes del grupo fueron Lehman Brothers Inc., Neuberger Berman Inc., Aurora Loan Services Inc., SIB Mortgage Corporation, Lehman Brothers Bank, FSB, y el Grupo Crossroads. El holding tenía su sede social en la ciudad de Nueva York, con sedes regionales en Londres y Tokio, así como oficinas ubicadas en todo el mundo, incluidas las mexicanas y españolas. El 15 de septiembre de 2008, la compañía anunció la presentación de quiebra.

Lehman Brothers sobrevivió a una guerra civil, a la crisis bancaria de 1907, similar a la originada en 2008, a la crisis económica mundial conocida como el crac de 1929 o “La Gran Depresión”, a escándalos en su papel de intermediador de bonos y a colapsos en hedge funds, instrumento de inversión alternativa y fondo de alto riesgo, pero no consiguió superar la crisis subprime, una modalidad crediticia del mercado financiero de Estados Unidos que se caracteriza por tener un nivel de riesgo de impago superior a la media del resto de créditos. Con un pasivo de 613.000 millones de dólares, estábamos ante la mayor quiebra de la historia hasta el momento.

El entonces presidente del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), José Luis Rodríguez Zapatero, no pudo mantener los logros sociales conseguidos durante su mandato, destinando buena parte del erario estatal -incluidas las partidas sagradas de la social democracia europea como son las de Sanidad, Educación, Bienestar Social y Jubilaciones, producto de reformas y Pactos de la Moncloa en la Transición Democrática, finiquitado el franquismo- a ayudar a las financieras, bancos y cajas de ahorro… De un día para otro nadie hablaba de la privatización de las riquezas sino de socializar las pérdidas de quienes especularon de mala manera. Sus responsabilidades empresariales las pagaron los ciudadanos, dando pasos a los “indignados” de la Puerta del Sol de Madrid y a partidos y personajes populistas.

“Un comando se introduce en la ceremonia de inauguración de la Feria del Libro de Guadalajara y ejecuta a cerca de 150 personas, la mayor parte de ellas miembros del presídium y de las dos primeras filas. Premios Nobel, gobernadores, secretarios de Estado, altos funcionarios de Estados Unidos (país invitado), periodistas y directivos de medios de comunicación, artistas e intelectuales célebres. El peor atentado desde la caída de las Torres de Nueva York…”. Este es el arranque de la novela “Los Usurpadores”, que estos días presenta en la propia FIL el escritor mexicano Jorge Zepeda Patterson.

El relato descrito arriba, que algunos consideran inapropiado y escandaloso, ilustra perfectamente la compleja relación que existe entre realidad y ficción, entre periodismo y literatura. El thriller político ofrece una amplificación de las infamias que se entretejen en las zonas oscuras del ejercicio del poder: espectaculares con el rostro del gobernador Graco Ramírez de Morelos, en plena Avenida Portillo de Cancún; varios exgobernadores, prófugos de la justicia en este momento; partidos políticos, vaciados de banderas ideológicas, son meros cascarones que las fracciones se disputan en batallas mezquinas; grandes multimillonarios construyen sus propias bancadas dentro del poder legislativo; y el crimen organizado asegura posiciones políticas en las zonas salvajes que ya domina.

“La lucha por el poder que se avecina en México de cara a la sucesión presidencial será despiadada y soterrada. Los audios y filtraciones que ya lastimaron a Josefina Vázquez Mota y a Ricardo Anaya se originan en las cavernas oscuras del poder, empeñadas en limpiar el camino para esa batalla. Los actores políticos no reconocen árbitro en la contienda. El presidente o el Congreso no están en condiciones de serlo, y las instituciones son ninguneadas una y otra vez por los verdaderos poderes fácticos. El problema es que pocas veces estamos en condiciones de captar de quién es la mano que mueve la cuna. La posibilidad que ofrece la ficción para introducir un detonante capaz cimbrar las catacumbas constituye un recurso invaluable para iluminar por unos instantes los muchos demonios sueltos que de una u otra manera buscan usurpar el poder”, escribe Jorge Zepeda Patterson, en tiempos que la post verdad de Donald Trump, el Idi Amin Dada del siglo XXI, se convierte en realidad, la ficción es un recurso a nuestro alcance para ayudar a entender las consignas del personaje de la tortilla amarilla sobre su cabeza.

 

@SantiGurtubay

Comments

comments

1 comentario
  • van cleef alhambra bracciale trifoglio imitazione
    6 marzo 2017 at 11:51 pm -